Nuestra mente tiene tendencia a divagar, yendo al pasado para lamentarse y al futuro para preocuparse. Las prácticas de Mindfulness nos van a ayudar a estar más atentos al momento presente por lo que se reducen los pensamientos rumiativos, aportando una mayor armonía y calma a nuestra mente.
El ser más conscientes de la realidad y de nosotros mismos a través de la observación de la experiencia tal cual es, hace que nos aceptemos mejor dándonos permiso para ser humanos y también mejora nuestra capacidad de aceptación de las experiencias.
Al estar más atento de nuestro interior podemos ser más conscientes de cuando surgen nuestras emociones, de darnos cuenta de porqué están surgiendo, de aceptarlas mejor y a partir de ahí aprender a manejarlas y transformarlas en algo constructivo.
Al estar más atentos al momento presente vamos a ser más consciente de lo que nos rodea nos va a ayudar a darnos cuenta de las necesidades de las personas de nuestro entorno, a realizar una escucha activa, a empatizar y a comunicarnos de manera más asertiva lo que mejorará los vínculos personales.
El estar más atento a la experiencia presente hace que disfrutemos más de ellas y experimentemos en nuestro día a día un número mayor de emociones positivas.
Esto se debe a que las prácticas de Mindfulness se basan en el entrenamiento de la mente para mantener la atención en el momento presente. Cada vez que nos demos cuenta que nuestra mente se ha dispersado podremos traerla de vuelta más rápido al momento presente.
Esto es debido a que mejora nuestra aceptación de la realidad tal cuál es. Nos permite abrirnos al dolor en lugar de rechazarlo, ya que este rechazo hace que se produzca más tensión.